La experiencia de autogestión y organización de la comunidad de Santa Clara es presentada a líderes y lideresas de asentamientos informales de América Latina

El 17 de octubre será la fecha de inicio de la Tercera Conferencia sobre Vivienda y Desarrollo Urbano Sostenible de las Naciones Unidas, Hábitat III, y el día internacional para la erradicación de la pobreza. Con ese marco, TECHO reunió el viernes 14 a líderes y lideresas de asentamientos informales de América Latina en la comunidad de Santa Clara.

“El objetivo es dar inicio a nuestra experiencia en Hábitat III desde lo que debe ser la primera inspiración de la Nueva Agenda Urbana: el territorio y su gente”, explicó el sociólogo Juan Pablo Duhalde, director de áreas sociales de TECHO Internacional. TECHO es una organización dedicada a la superación de la pobreza en asentamientos informales, en diecinueve países de América Latina, entre ellos, Ecuador.

La comunidad de Santa Clara se encuentra en la provincia Pichinca, en el municipio de Quito.  Con casi sesenta años de historia, esta antigua hacienda se convirtió en el terreno donde hoy residen 240 familias. “El proceso de Santa Clara es muestra del valor de la autogestión y organización de las comunidades para su subsistencia. Esto se traduce en acciones como la autoconstrucción, la gestión de los servicios y la articulación con actores diversos, por mencionar algunos”, señaló Duhalde.

La organización comunitaria de Santa Clara guarda entre sus logros la historia de cuando redactaron una carta a Presidencia, en la que relataban la situación de la comunidad. De esta manera, impulsaron el proceso de gestión de servicios como el agua y la energía eléctrica. También han logrado concluir el proceso de regularización de la mayoría de los lotes que conforman el terreno donde viven. Además, Santa Clara cuenta con varios proyectos a futuro que, junto a TECHO, se han ido planificando a lo largo de este año.

Vigilante desde las alturas del movimiento de Quito, el acceso a la ciudad es actualmente la principal dificultad de Santa Clara. Los pobladores y pobladoras deben realizar un recorrido de aproximadamente cuatro kilómetros para llegar a la parada de ómnibus más cercana. Dentro de la misma comunidad, las características del terreno hacen necesaria la construcción de un puente, proyecto que hoy activan junto con TECHO. De esta manera, el trayecto de más de treinta minutos que los niños y niñas deben realizar para llegar a la escuela más cercana, se reduciría a diez, así como el riesgo de accidentes por lo peligroso que se torna el terreno en épocas de lluvia.

El trabajo de TECHO con la comunidad inició en 2012. Las primeras acciones consistieron en la construcción de viviendas de emergencia. Recientemente se realizó un nuevo proceso de diagnóstico y los líderes y lideresas comunitarios han participado en instancias de formación.

El camino de Santa Clara representa el esfuerzo diario de resistencia y subsitencia que deben realizar diariamente 104 millones de personas que viven en zonas urbanas y residen en asentamientos informales en América Latina, según ONU-Hábitat. Desde el acceso a servicios básicos, a la misma vivienda y suelo, hasta el trayecto que los conduce a la ciudad más próxima, las comunidades sortean diariamente diferentes obstáculos. “Es por eso que los asentamientos informales son la máxima expresión de la desigualdad, donde convergen las principales problemáticas de nuestros países y región de manera exacerbada. Y es por eso que la experiencia de trabajo, de crecimiento y superación de estas comunidades también deben ser parte de Hábitat III, para que esta agenda sea realmente una agenda de la gente y estos temas alcancen la prioridad que hoy la situación de desigualdad de nuestra región exige”, explica el sociólogo Juan Pablo Duhalde, director de áreas sociales de TECHO Internacional.

Los pobladores y pobladoras de la comunidad recibieron a otros vecinos y vecinas de diferentes asentamientos informales de América Latina e intercambiaron experiencias, proyectos y compartir el esfuerzo diario de construir su propio hábitat, su propia ciudad.